
Guardiola ha creado un mundo imaginario que enloquece al que lo sufre y confunde al que lo intenta comprender. Ante el Villarreal, cuarto equipo clasificado la temporada pasada y miembro importante de ‘la otra Liga’, demostró que el Barça de la presente campaña se ha reinventado ante todo pronóstico.
Acabó con cualquier debate que se suscitó durante el largo verano de fichajes. Hizo compatibles a Thiago con Cesc. A Xavi con Fábregas. Jugó con un defensa natural acompañado de dos mediocentros de corte defensivo en vista de que su retaguardia estaba entre algodones.
Se atrevió a homenajear a Cruyff, a Rijkaard, y a Van Gaal al poner una formación 3-4-3 que sólo sirvió para detallar su sistema de juego al inicio, porque después ese orden caería en un desorden perfecto.
Parecía que estaba jugando con dos ‘nueves’ falsos, Cesc y Messi. Daba la sensación, por momentos, de que Thiago jugaba por banda, luego por el centro. Keita se convertía en cuarto defensa inesperadamente, y de pronto se alineaba en el centro del campo para darle tranquilidad a Iniesta, generando un caos perfecto que volvía loco al conjunto amarillo.
No echó en falta la suplencia de Villa y de Xavi mientras ambos estuvieron en el banquillo. Tampoco la ausencia de Piqué, Puyol, Adriano, Maxwell y Alves. Guardiola demostró que con los nuevos fichajes puede convertirse en camaleón cuando le venga en gana. La polivalencia de sus nuevas incorporación le ha generado un mundo imaginario en el que predomina la insensatez, gobiernan las ideas y ejecuta el mago de turno.
Este Barça de la 2011-12 se ha revitalizado. Da la sensación de que nunca han ganado un campeonato. El hambre de triunfo es tal, que ni con un elefante saciarías a la plantilla al completo.
Pero mientras el tiempo da la razón a Pep de que lo mejor era darles unas buenas vacaciones a sus pupilos, y de que la insistencia en el fichaje de Cesc y Alexis no eran un capricho terco, en la capital española se está originando un tornado que amenaza con convertirse en huracán.
El nuevo "yo" del Madrid
El Real Madrid ha encontrado su nuevo yo. Se gusta y se inspira en las ideas maquiavélicas de su entrenador. Se reconoce cada vez que se ve al espejo. Tiene estilo y es propio. Es Ágil, rápido y dinámico. Está en forma, como si se hubiese ido a entrenar al Seregenti con leones y tigres desnutridos.
Está listo para abrir las alas y dejarse llevar por el viento. El proyecto de Mourinho ha madurado. Dicen los que lo tienen cerca todo el año, que este año el portugués ha comunicado a sus jugadores que la exigencia para derrocar al Barcelona será peor que la que exige el ejército a sus militares, lo cual, ha sentado bien porque el malestar por la falta de triunfos es evidente.
Pero más allá de la bicefalia, que enloquece al mundo del balompié, están los mortales que reclaman un cambio de aires. Son el resto de equipo de la Liga española que extrañan los días en los que sus aspiraciones al título permanecía intactos hasta el verano siguiente.
Hoy en día no hay esperanza, sino sueños rotos. Ni la Copa de rey, que era el campeonato de las sorpresas, está al alcance de los ingratos. “O esto cambia, o matamos al fútbol” comentó un Fernando Roig (presidente del Villarreal) que sufrió en carne propia la dinastía del balompié en el Camp Nou.
Y es que la necesidad de un cambio en la repartición de los derechos de televisión es evidente. Barça y Madrid se llevan el 80% de los ingresos por esa vía, mientras que los otros 18 clubes sólo se alimentan de las migajas que dejan merengues y azulgranas.
De esta forma, Madrid y Barcelona, año con año, se fortalecen perfeccionado al depredador, mientras el resto se jalonean los trapos viejos que se quedan en el almacén. Así, aunque España tenga a los dos mejores equipos del mundo, el futuro de su Liga tiene fecha de caducidad.
Foto:www.foroazulgranablaugrana.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario