
Iker Casillas debe convertirse en el legendario héroe de baladas inglesas que robaba a gobernantes para entregar parte del botín a los necesitados. La selección española le necesita como agua de mayo, como una tripulación a su capitán, como un ciudadano a un gobernante leal, alejado de la corrupción, comprometido con las necesidades de la sociedad, ajeno a la ambición que les produce a todos los políticos el poder.
Hace algunas semanas, antes de que diera inicio la primera parte de la Supercopa de España, en La tinta indiscreta dudábamos de la buena cicatrización de la selección tras aquellas heridas profundas que alcanzaron el corazón de los internacionales, producto de cuatro batallas épicas que marcarían un antes y un después en las relaciones entre azulgranas y merengues en el vestuario de 'La Roja’.
Después de la ida, en la que los roces no se ausentaron, pero la situación tampoco pasó a mayores, Vicente del Bosque, que descansaba en el palco de honor del Camp Nou, y que había desestimado tomarse la pastilla para evitar los ataques al corazón a falta de un par de minutos para el final del encuentro que definiría al nuevo campeón, tuvo que haberse atragantado, metido la mano rápidamente al saco para sacar su alivio, justo en el momento en que vio como Marcelo agredía a Cesc como si se tratara de un delincuente que huye con el botín de un banco cuesta arriba y sin respiración.
Y es que cuando parecía que la situación entre los internacionales azulgrana y merengues no había llegado al extremo, y que la cicatrización de la selección mejoraba a paso lento pero no se detenía en su proceso, llegó el mejor intérprete de Mourinho para sembrar el pánico y encender la hoguera que alcanzaría a quemar la parroquia del campeón del mundo.
En carne viva lo que alguna vez fue una costra delgada y sensible, apareció el héroe de Móstoles que ejerce desde algunos años de capitán de la selección y del Real Madrid, único en poder liberar la paloma de la paz, para intentar acomodar nuevamente las piezas del rompecabezas.
Casillas entendió que un líder como él no soportaría verse siete años después arrepintiéndose de que una rivalidad marcada por dos modelos de futbol distintos pero igual de bellos y respetables podían poner fin a un ciclo que ha alcanzado la gloria al conquistar una Eurocopa y un Mundial y que aún tenía fuerza para mantenerse en lo alto del podio algunos años más.
Al verse al espejo, Iker se acordó de que no sólo defiende los interés del Madrid, sino también de una selección que representa a todo un país. Los intentos frustrados de Mourinho en los que maquiavélicamente busca que Casillas y los otros merengues internacionales mantengan las distancias que han separado a los seleccionados españoles de Del Bosque en los últimos meses, a punta de amenazas y suplencias, no le han dado resultados al portugués.
Porque Casillas y Xavi, convocados con la selección para jugar un amistoso contra Chile en Suiza y contra Liechtenstein en Logroño, han decidido reunirse hoy, acompañados por los demás involucrados en la trifulca verbal y física, para dar carpetazo a lo sucedido en los recientes clásicos.
Pepe Reina, líder carismático de ‘La Roja’, lo intentó ayer, en su cumpleaños, a través de una cena a la que sólo llegaron Xavi, Llorente y Villa, debido a que Iker canceló de última hora por “motivos personales”, según comenta hoy José Félix Díaz en El Confidencial.
Parece ser que Casillas, convertido en un Robin Hood que desestima los caprichos de su técnico portugués, dará al pueblo lo que necesita antes de encarar el próximo verano un nuevo reto, conquistar nuevamente el trofeo europeo más prestigiado del viejo continente.
Foto: www.mundofotos.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario