viernes, 12 de agosto de 2011

La anhelada llegada de un crack ingenuo


Tiene cara de niño pero ya no lo es. Fuera del rectángulo verde es el juguete predilecto que Puyol y Piqué recogen de la alfombra cuando se aburren, juegan con él hasta el cansancio y una vez ‘maltratado’ lo vuelven a dejar en su lugar de origen. Es tan ingenuo como quien piensa que su fichaje fue un capricho de Guardiola y no una necesidad que reclamaba un mediocampo que cada determinado tiempo exige un tanque de oxígeno para mantener la versatilidad.

La llegada de Cesc Fábregas al Barcelona garantiza un ciclo más el estilo de los jugones, esos que encuentran espacios donde no los hay, esos desequilibrantes mediocampistas que no saben moverse sin el balón a un milímetro del zapato, esos jugadores que parecen tener ojos en la nuca, esos que han hecho que el Barça tenga la posesión del balón sin darle respiro al contrario.

Durante la pretemporada, esa a la que Guardiola ahora llama ‘gira’, se habló mucho de la explosión de Thiago, de su magnífica actuación con la selección menor en el europeo. Fueron muchas las voces que se oponían a la llegada de Cesc teniendo a la sensación del verano.

Pero lo cierto es que hay razones de sobra para justificar los caprichos de Guardiola que con frecuencia son criticados. El Barça aparenta juventud en su plantilla debido a que La Masía se mantienen en constante movimiento. Su producción es única, sin embargo, el promedio de edad del primer equipo es de 27.5 años, mientras que la del Real Madrid no rebasa los 25 años, la del Arsenal no supera los 24, la del Manchester United no alcanza los 26, y el Chelsea, aparentemente un equipo de casi jubilados, es de 26.8 años.

Ese es el primer punto a favor de Pep, que con la llegada de Cesc, de Alexis y el arraigo de Thiago en el primer equipo, Guardiola comenzará a engranar una maquinaria que esté preparada para cuando los Xavi (31), Keita (31), Puyol (33) y un poco más tarde Mascherano (27) y Villa (30), se estén empolvando en el banquillo.

Como muestra, la reciente lesión del maestro. Xavi, que gozó de una vacaciones merecidas, que hizo una pretemporada personalizada, no tardó en sentir la tendinitis en el talón de Aquiles que le persigue desde hace al menos dos temporadas. Eso no contrarresta su magia, no altera su reloj de pie, ese que marca el ritmo al que el Barça juega durante los noventa minutos.

Tampoco le resta relevancia, pero sí que indicaba que para tener a un Xavi sin visitar los algodones y al cien por ciento todo la temporada, era necesario fichar a Cesc y garantizar mayor rotación en el mediocampo sin que la ausencia del “magnífico” afectara el rendimiento y la frescura del Barça, y que Thiago, a pesar de demostrar que está listo para brillar, aún está cumpliendo su periodo de formación y no se le debe meter más presión de la que ya le acompaña por sus similitudes con Xavi e Iniesta.

Johan Cruyff se pregunta a menudo si conviene tener una plantilla corta o extensa. Guardiola le responde que corta, pero no tan corta como la de la temporada pasada, en la que la suerte nos los acompañó pero sí las lesiones que constantemente le hicieron cambiar sus planes.

Lo cierto es que disputar cuatro campeonatos, contando el Mundial de clubes, supone mucho esfuerzo, mucho trabajo y poco espacio de recuperación. Ofrece minutos para todos, rotaciones constantes, para llegar a la recta final con un once y un banquillo completamente concentrado y preparado para enfrentar el desenlace con éxito.

La llegada de Cesc también garantiza eso sin que el Barça pierda los colores y recurra a la improvisación. De esta forma, sólo hace falta añadir que la llegada del jugador que de niño también vestía de azulgrana, y la del chileno que muestra señales de humildad, son el tanque de oxígeno que necesitaba el club, son quizás la nueva estrategia que buscaba Pep para motivar a los suyos, para convencerlos de que aún hay retos que cumplir a pesar de ganarlo casi todo, que han llegado dos piezas que tienen ganas de contagiar su sed de éxito.

Foto: www.futbolprimera.es

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