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(Publicado en Medio Tiempo este 25 de mayo)
El año en que la Unión Soviética lanzaba la estación espacial Mir, el trasbordador espacial Challenger estallaba poco después de su despegue, Barcelona era elegida sede de olímpica para 1992, el novelista español Pérez-Reverte publicaba “El húsar”, en los cines se entrenaba Blue Velvet, Mike Tyson se convertía en el campeón del mundo de boxeo más joven de la historia, Alain Prost se coronaba en la F1 y Argentina ganaba en México su segunda Copa del Mundo con Maradona a la cabeza, un técnico llamado Alex Ferguson llegaba al banquillo del Manchester United para cambiar el rumbo de un equipo que estaba a la deriva. Era noviembre de 1986.
Si a Ferguson le preguntaran hoy en día si alguna vez imaginó que iba a ganar con el Manchester 12 campeonatos de la Premier League, dos Champions League, cinco FA Cup, nueve Community Shield, cuatro Carling Cup, una Recopa de Europa, dos Supercopas de Europa, una Copa Intercontinental y un Mundial de Clubes en casi 25 años como entrenador de los 'Red Devils' seguramente diría que no.
Pero a veces la realidad supera a la ficción. Y como si de un actor de cine se tratara, Ferguson ha interpretado diversos papeles a lo largo de más de dos décadas al frente del United. Atrás ha quedado la imagen del entrenador sereno, callado y de pelo castaño que aprendía a pilotar aviones con un Airbus 380 en sus manos.
Ferguson se ha convertido en un gran estratega, en un fantástico jugador de ajedrez que sabe bloquear las fuerzas de su adversario. Quizás la clave de su éxito está en construir y reconstruir, algo que posiblemente aprendió cuando trabajaba construyendo y reparando buques en los astilleros de su pueblo natal en Glasgow.
Siempre está en constante regeneración. Quizás la piedra angular de su proyecto, el motor de su revolución, de su futbol a mil por hora, comenzó el día que visitó a un joven galés que cumplía 17 años. Además de felicitarlo, en la mano le llevaba un contrato redactado por él. El chico corría como un galgo y la pelota no se le despegaba del pie. Era Ryan Giggs, ese zurdo de oro al que con el tiempo le han salido arrugas en el United y que ha participado en todos los títulos de la ‘era Ferguson’.
Antes de que lo nombraran Caballero de Inglaterra, Ferguson había descubierto que si mezclaba sangre fresca con un poco de sabiduría arcaica lograría una poción extraordinaria. Entonces dio forma a los David Beckham, Paul Scholes, Gary Neville y terminó de moldear al aguerrido Cantona, a Paul Ince, a Peter Schmeichel y a Bryan Robson.
SU METAMORFOSIS
En plena ebullición, y una vez que el éxito lo arropó como una madre a un recién nacido, Ferguson sufrió una metamorfosis. Dejó el capullo para convertirse en un fanfarrón con acento escocés. En un incomprendido paranoico. Sentía persecuciones en donde no las había. El poder y los títulos le abrieron las puertas de la soberbia.
Prácticamente no hay derrota que no se la atribuya a un error arbitral. Asegura que hay una conspiración por parte de la Football Asociation en su contra. Si la culpa no es del colegiado, entonces es del calendario, y si no de la UEFA, y así una y otra vez.
El ‘cascarrabias’ escocés de los ojos azules no conoce límites. Insulta a jugadores, a entrenadores, al Real Madrid, a los árbitros, al pueblo alemán, con una sensación de impunidad, como si fuese un ser intocable.
Quizás por eso, como dice John Carling, prestigioso escritor y periodista británico, “no es extraño que Ferguson sea el técnico más admirado por José Mourinho”.
“Ferguson es una inspiración para mí. Siempre he dicho que él fue una de las razones por las que yo llegué a Inglaterra y fiché por el Chelsea. Su entusiasmo por el futbol es contagioso”, aseguró en una ocasión el estratega portugués.
Sea como fuere, lo cierto es que 20 años después las ideas de Cruyff y Ferguson siguen compitiendo en la cima del futbol mundial. Guardiola cogió la estafeta de su ‘padre’ holandés. Mantiene con vida aquel sistema que revolucionó el balompié mundial. Y ahora volverán a verse cara a cara en Wembley.
UN CORAZÓN DE 69 AÑOS
Ferguson tiene un corazón de 69 años a prueba de bombas. La coraza que lo protege es producto de una idea, de una doctrina parecida al socialismo en donde prevalecen la mentalidad obrera, la conciencia de clase, de grupo, pero quitando los aspectos políticos y dejando sólo el proyecto.
La trayectoria del bravucón escocés le ha generado tantos admiradores como detractores. Sigue habiendo aficionados que no toleran su habilidad para desestabilizar a sus rivales, a los árbitros, al mundo del futbol. Tampoco agrada su soberbia, su embriaguez de éxitos.
Pero Ferguson siempre está ahí, es omnipresente. Siempre estará en algún rincón del 'Teatro de los Sueños'. Su filosofía está en el campo, siempre en constante movimiento. Su nuevo ‘baby boom’ lo representa. Después de dejar ir a uno de sus incondicionales amores al Madrid, se negó a dejar escapar al otro, al niño malo, al ‘Hooligan’. Pero por si a caso, ya prepara a su siguiente camada, los ‘Chicharito’, Valencia, Bebé, los gemelos Da Silva, jugadores que tienen una proyección a futuro de largo alcance.
El 28 de mayo habrá un enfrentamiento de ideas futbolísticas parecidas. Será la batalla del viejo contra el joven, de la arrogancia contra la humildad. Habrá un choque de trenes a gran velocidad donde el futbol vistoso cobra relevancia y se impone a la normalidad.
[MEDIOTIEMPO]
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