domingo, 15 de mayo de 2011

Cortocircuito en el Bernabéu


El clima en el Real Madrid está enrarecido. Ni la Copa del Rey ha calmado los ánimos entre el director general y el entrenador en turno. Mourinho y Valdano no se pueden mirar a los ojos, como un cortocircuito que se produce accidentalmente por el contacto de sus conductores y que suele terminar en una descarga que origina un incendio.

Desde enero la relación entre ambos pendía de un hilo, pero en días recientes, para ser más exactos, desde el miércoles pasado, lo que algún día fue amistad y respeto ahora se ha convertido en odio. Mourinho no quiere que Valdano continúe la próxima campaña al lado del presidente. Lo dicen sus actos y sus palabras.

Tras el triunfo del Madrid sobre el Getafe el martes pasado, Valdano habló ante los micrófonos como de costumbre. “Es Mourinho el que decide cuándo sale a las ruedas de prensa. Hubo mucho ruido en las últimas semanas y es importante haber dado un paso al lado para que bajen los decibelios”, dijo el argentino en un tono pacificador.

Sin embargo, y contrario a las buenas intenciones de Valdano, a Mourinho no le sentaron bien sus palabras y un día después autorizó a su portavoz, Eladio Paramés, para que aclarara lo que para el director general era una realidad. “Valdano es el portavoz del Real Madrid, pero no de Mourinho. Cuando dice que dio un paso al costado se engaña rotundamente. José hará ruido cuando quiera hacerlo y hablará inequívocamente”.

Ese clima adverso fue con lo que se encontró Florentino el día que el Real Madrid enseñaba a su público la ‘maltrecha’ Copa del Rey que tanto anhelaba y que arrebató al Barcelona. Durante el acto, Mourinho y Valdano, separados por algunos lugares, no cruzaron palabra alguna, sus miradas esquivas denotaban alta tensión, como si la vanidad se interpusiera entre ellos o como cuando todo el odio sale a la luz y todas las reconciliaciones son falsas.

Florentino sabe que el divorcio es inevitable. Y le preocupa, porque por si fuera poco, hay un tercero en discordia que agrada al público pero que se cuela como pesadilla en los sueños rotos de Valdano. Se llama Fernando Hierro, y lleva colgado en el cuello un letrero que dice “Pronto estaré sin trabajo, si el Madrid me quiere de vuelta, que me llame”.

Mourinho lo recibiría con los brazos abiertos. El madridismo también. Pero Florentino es consciente de que si da su brazo a torcer y deja que el portugués gane esta crispada batalla, su poder se verá resumido a los despachos, dejando en evidencia que el que manda ya no es él sino el entrenador que llegó para cambiar los valores de un club con más de cien años de antigüedad.

Valdano, por su parte, se lo está pensando. Primero, porque sabe que aún cuenta con todo el respaldo de Florentino. Segundo, porque una vez que Mourinho lo despojó del terreno deportivo, el portugués encontró por unas semanas la calma. Y tercero, porque aunque todo hace pensar que The Special One seguirá al frente del Real Madrid, no descartan que en un arranque de ira pueda marcharse casi sin decir adiós. Aunque Valdano también es consciente de que su renuncia daría paz y tranquilidad al club.

Mientras tanto, Hierro se mantiene a la espera. A finales de junio dejará de ser el director deportivo de la Real Federación Española de Fútbol, ese puesto que tan buen prestigio le ha dado después de que España ganará la Eurocopa de 2008 y el Mundial de Sudáfrica.

El madridismo aún lo recuerda con pasión y locura, lo cual lo hace aún más fuerte como candidato único a desplazar a Valdano y a complacer a Mourinho. Quizás, lo que le hace falta a Florentino es un psicólogo que le ayude a encontrar el camino que lo lleve a resolver sus problemas, esos grandes problemas que no se resuelven con dinero.

Foto: www.futbolargentino.com

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