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(Publicado en Medio Tiempo este 26 de abril de 2011)
Forma parte del uno por ciento de la población de España debido a que tiene una discapacidad, conocida como "inteligencia límite". Se trata de un síndrome que no se detecta al nacer, sino que se identifica alrededor de los diez años. Como no presenta rasgos físicos que permitan identificar a primera vista su incapacidad, a este grupo de personas con capacidades diferentes se les ha llamado "colectivo invisible".
Es el caso de Mario Ballesteros, madrileño, de 34 años, que hace poco fue premiado por el Real Madrid con la insignia de plata tras haber cumplido más de 25 años como socio del conjunto merengue. Mientras algunos niños españoles soñaban con ser reyes o conquistar la luna en un cohete, el sueño de Mario era formar parte del club al que tantos aplausos le ha dedicado desde las gradas del Santiago Bernabéu y conocer a alguno de los hombres que veía con tanta emoción correr por el campo.
"No le guardo rencor al Real Madrid, le sigo queriendo, incluso un poco más que antes"
"Desde que era pequeño quise estrechar la mano de Emilio Butragueño", comenta a Medio Tiempo vía telefónica con un tono de voz que denota alegría a la distancia.
Años después, cuando había cambiado de piel y la niñez se había convertido sólo en un recuerdo grabado en su memoria, a Mario se le presentó la oportunidad de trabajar como jardinero en Valdebebas, campo de entrenamiento del Real Madrid. Era enero del 2006. Florentino Pérez aún seguía al frente del conjunto blanco en su primer mandato.
Acudía de lunes a viernes. Una camioneta lo recogía muy temprano en un conocido parque de Madrid. A las ocho de la mañana Mario ya estaba en las canchas donde sus héroes acariciaban la pelota con delicadeza. Se encargaba de poner semillas en las partes más afectadas de los campos de entrenamiento y recogía la basura que en ellos se acumulaba a lo largo de la jornada.
A las once de la mañana tenía su descanso. Aprovechaba ese tiempo para comerse un bocadillo (torta) y observar el entrenamiento. A las dos de la tarde terminaba su jornada laboral, se iba con la sonrisa en la boca y el cansancio en la espalda. Cuenta que los jugadores le saludaban con afecto. Asegura que con el que mejor relación tenía era con Sergio Ramos. "Me gustaba mucho ir a Valdebebas, los jugadores siempre me saludaban, incluso, un día, Sergio Ramos, que era un tío muy majo (una persona buena gente), me llevó al Campo de las Naciones (parque donde lo recogía la camioneta). Durante el trayecto hablamos mucho, hablamos de futbol, del Madrid, de los jugadores, de mí, de que debía seguir trabajando fuerte. Sergio es un tío (persona) muy enrrolado (que habla mucho)", afirma con nostalgia.
Cintia Cortéz, Licenciada en Psicóloga y con Maestría en Terapia Ocupacional, explica a Medio Tiempo que la discapacidad de "inteligencia límite" "es un término utilizado en ocasiones por psicólogos, pedagogos, terapeutas de aprendizaje, terapeutas ocupacionales, entre otros, que engloba o hace referencia a personas que tienen un coeficiente intelectual menor al estipulado como normal, pero mayor al estipulado para dar un diagnóstico de retraso mental, encontrándose de cierta forma en una frontera".
Esta profesional asegura que la discapacidad de Mario se debe ver "como un rasgo de la inteligencia más que como un diagnóstico, por lo tanto, cada persona que presenta este rasgo se desenvuelve de forma única. Sin embargo, aún cuando cada caso es particular, si optamos por avalar el termino, podríamos decir que el sujeto que tiene la discapacidad de "inteligencia límite", tiene una mayor dificultad en su desempeño en las áreas de aprendizaje, de cuidado personal, de comunicación y también en las áreas sociales, es decir, en su forma de relacionarse con la sociedad".
Mario trabajó seis meses en el Real Madrid, hasta que Ramón Calderón fue electo Presidente. Fue entonces cuando comenzó la pesadilla de aquel chico al que le entusiasmaba reverdecer la alfombra mágica de Valdebebas.
El Madrid nunca le dio una explicación convincente. "Cuándo llegó Calderón a la Presidencia, mi contrato estaba a punto de expirar. Pregunté si me iban a renovar y me dijeron que no. No me dieron mayores explicaciones, sólo me informaron que habían recibido quejas sobre mí, aunque eso no puede ser cierto, entre otras cosas, porque tres meses atrás me dijeron que mi desempeño era muy bueno, por eso continué trabajando tres meses más", matiza Mario.
La familia del socio "plateado" no se quedó con los brazos cruzados y envió una carta al club exigiendo una aclaración al respecto. Sin embargo, la espera se hizo interminable y la respuesta nunca llegó. Los supuestas quejas por las que Mario no fue renovado nunca tuvieron sustento porque nadie fue capaz de comprobarlas.
A pesar de la desilusión, Mario asegura que no le guarda rencor al club de sus amores. "Fueron seis meses muy divertidos, disfrutaba cuidar el césped, disfrutaba de mi trabajo, y sobre todo, me gustaba ayudar al club. No le guardo rencor al Real Madrid, le sigo queriendo, incluso un poco más que antes".
Hoy está desempleado. Lleva más de tres años entregando currículums y haciendo entrevistas, pero hasta el momento su teléfono no ha sonado. Ansiaba el regreso de Florentino a la Presidencia con el anhelo de reencontrarse con su trabajo, sin embargo, los tiempos en el Madrid han cambiado y su retorno a Valdebebas se antoja más complicado que el de José María Gutiérrez "Guti" al equipo que dirige José Mourinho.
Es jardinero, así lo dice su hoja de servicios. Y quiere seguir por el mismo camino, no sólo por cuestiones económicas, sino por convicción propia. Mario no ha dejado de hacer su vida diaria. Continúa yendo al Bernabéu. Asiste con regularidad a ver al Real Madrid de baloncesto. Controla la Wii como si pilotara desde los cinco años. Le gusta escuchar música y ver televisión. Es fanático de la saga de Harry Potter y El señor de los anillos. Afirma sentirse feliz de que Calderón haya salido por la puerta de atrás del club y le enorgullece que Florentino haya contratado a Mourinho y a Cristiano Ronaldo.
Pese a que Ramón Calderón y su directiva hicieron que el sueño de Mario fuera más parecido a una fotografía olvidada en el cajón de los recuerdos que a una experiencia gratificante enmarcada en la memoria, este distinguido socio no dejará de apoyar al Real Madrid en la antesala de la Final de la Champions League. Menos aún cuando el rival es el Barcelona, el Barcelona de los éxitos y el que ya ha marcado una época dentro de la historia del futbol mundial.
[MEDIOTIEMPO]
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